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INFORME DE EL PATAGONICO/ CUANDO LAS FIESTAS SE TRANSFORMAN EN UN CALVARIO

26.12.2016 07:50
La familia Ovando tiene siete hijos. Viven en el barrio Ceferino y a uno de ellos, Leonardo, le diagnosticaron Trastorno Espectro Autista a los tres meses de vida. Desde entonces, durante los festejos de Navidad y Año Nuevo, su vida se convierte en un sufrimiento.
"Nosotros no podemos hacer nada. Simplemente esperar que pase el momento. Es una pesadilla porque lo único que vemos es cómo sufre y dice 'mamá, me duele'. Llora y llora y nosotros no podemos hacer nada ¿Sabés qué feo es no poder ayudar a tu propio hijo y ver cómo sufre? Eso muy poca gente lo sabe. Es una impotencia muy grande. Luego cuando pasa todo o cuando lo vence el dolor, se queda dormido y no se despierta hasta el otro día. Así son las Fiestas para nosotros por eso muchas veces no tenemos nada por festejar", narra, Laura, su madre.
La familia Ovando ha decidido no festejar Navidad y Año Nuevo como una forma de contrarrestar el dolor que sufre Leonardo cuando empiezan a estallar los fuegos artificiales.
Muchas familias que tienen hijos que padecen el síndrome del autismo deciden pasar las fiestas en los barrios más alejados del ejido urbano para que sus hijos sufran lo menos posible las explosiones de los fuegos artificiales, pero lo monetario es una barrera difícil de sortear.
"Tengo siete hijos y si llevamos a uno tenemos que llevar los otros seis y no tenemos auto. Por eso solo tenemos que pasar las Fiestas en casa y aguantar. No queda otra que aguantar porque ni siquiera puedo llevarlo al (cerro) Chenque para que sea menos doloroso como hace muchas familias", lamenta Laura.
 
"DOS CASOS NUEVOS POR SEMANA"
En la Fundación TEA Padres (Trastorno Espectro Autista), estiman que hay cerca de 400 casos de personas con autismo en Comodoro Rivadavia. La cifra no es oficial ya que ni el Estado nacional provincial o municipal, lleva un registro de los casos sobre este síndrome.
La presidenta de TEA Padres, Adriana Poblete, aseguró que el número no es disparatado ya que en la sede de la institución se reciben "dos o tres casos nuevos por semana".
"Es muy importante que la gente entienda que esto no es capricho nuestro. Es algo muy difícil de poder sobrellevar porque somos presos del dolor de nuestros hijos, sobrinos, nietos y amigos. Es un dolor muy grande que muchas veces la gente no sabe cómo actuar porque es una situación angustiante donde lo único que pod´3s hacer es abrazarlo y rogar que pase", describió Poblete.
La referente de TEA Padres tiene dos nietos que sufren de autismo y decidieron reacondicionar una habitación para que los ruidos no lleguen con tanta intensidad. "Mi marido hizo una pieza que aísla los sonidos. La hicimos con cajas de huevos que ayudan a desviar los sonidos y es como un escape para ellos. Obviamente no es una solución completa, pero ayuda a que no sufran los imprevistos de los cohetes que tiran en estas fechas", resaltó.
"Ellos saben que ese es su lugar en el mundo y que ahí van a estar seguros. Nosotros contamos con un lugar para nuestros nietos, pero hay muchas personas que no pueden hacer nada por sus familiares, ni siquiera comprarles unos tampones para aliviar un poco el dolor y es muy preocupante teniendo en cuenta que los casos de autismo se incrementan día tras día. Por eso pedimos que la gente tenga conciencia sobre lo que significa el autismo y las consecuencia que puede llegar a provocar una simple cañita voladora", dimensionó.
 
TOMAR CONCIENCIA
Adriana Poblete llamó a la comunidad a tomar conciencia sobre el uso de pirotecnia ya que no "muchas veces no se miden las consecuencias y el impacto que pueden generar el festejo de algunos sobre otros".
"Los niños autistas tienen los sentidos muy sensibles. Son tan sensibles que la gente no tiene dimensión de lo que significa una explosión de un petardo. Es un calvario y tenemos que ser responsables", aseguró.
La referente de TEA Padres subrayó que todas las semanas aparece un caso nuevo y que la mayoría de los pacientes son varones. "Uno se sube al colectivo y le preguntan qué deben hacer o llegan padres desesperados a la Fundación porque no saben a quién acudir. Si voy al almacén o al supermercado y me encuentro con más gente. Por un lado es reconfortante que la gente la ubique a uno como un representante, pero por el otro es preocupante tantos casos en esta ciudad", consideró.
En este sentido, invitó a la población a acercarse a la Fundación TEA Padres y ser parte de los talleres y propuestas que se ofrecen. La sede está en el sector 1, edificio 8, departamento K del barrio 30 de Octubre. También está disponible un teléfono fijo (297) 448-5774 o el teléfono celular (297) 155007754 para comunicarse con Adriana.
 
DIARIO EL PATAGONICO

 

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