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EL MAESTRO ANDRES RANDISI SE DESPIDIO DE PUERTO DESEADO

26.08.2016 06:13

El salesiano Andrés Randisi (74) regresó nuevamente al pueblo que conoció cuando tenía apenas veintinueve años y donde desarrolló una amplia actividad cultural y formativa desde el Centro de Artes Creativas Don Bosco. Allí se forjaron talleres de teatro, danza, música, dibujo y cursos prácticos de distintas áreas, entre 1971 y 1979. Fue justamente en 1979 que logró concretar un viaje a la ciudad de Buenos Aires con una numerosa delegación de jóvenes y adultos, para grabar el disco "Puerto Deseado canta", con la Misa Patagónica, compuesta junto al profesor Guillermo Ríos, y otros temas netamente santacruceños.
    "Cuando el Inspector de los Salesianos, en ese momento padre Juan Sol, me dice en el colegio industrial Juan Segundo Fernández de Boulogne, que había pensado en mí para un pueblito triste de la Patagonia, pensé lo que en ese tiempo se decía en el ambiente religioso de Argentina... "te portaste mal y te confinan... castigado". Pregunté: "qué hice". El padre Sol me dice: "Es porque precisamos en Deseado un salesiano que movilice a la juventud en cosas creativas, el deporte, la música, el teatro", recuerda en el libro "Sembrador de esperanzas".
    
    En Africa
    Después de un tiempo trabajando en distintos lugares de la provincia de Buenos Aires, entre ellos la ciudad de La Plata, sintió el llamado para ir como misionero a Angola, donde continúa trabajando hasta el presente junto a sus pares. En la ciudad de Luanda transformaron una "lixeira" (literalmente un basural) en una gran escuela de artes y oficios que les ganó el respeto de las autoridades y el pueblo. También en ese país africano utilizó lo artístico para la tarea educativa y espiritual, formando orquestas, conjuntos y en los últimos años una gran filarmónica que posiblemente sea la mayor de ese continente.
    Su gesto sereno y parsimonioso, sus consejos en voz baja, sus palabras de aliento y la profunda marca que dejó en centenares de alumnos, tanto del colegio salesiano de Deseado como de otros establecimientos, hacen que cada llegada sea un gran acontecimiento. Los pequeños que integraban el coro, los mayores -que formaban parte de los grupos teatrales o de la recordada Banda de Juan-, y aquellos que lo conocieron a través de los medios, buscan saludarlo, rememorar momentos de aquella década o se interesan por su misión actual.
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    Muchas historias
    Las historias se entremezclan y las emociones vuelven en una relato familiar o en una entrevista radial. "Una Navidad, Andrés junto a un grupo de alumnos, tuvieron la idea de cantarles serenatas a las personas más ancianas del pueblo. Al salir de la misa de medianoche, partieron a serenatear. Pedían permiso en cada domicilio para conectar los instrumentos. Todo iba bien hasta que comenzaron a caer unas gotas de lluvia en la localidad y para sorpresa del bajista, sintió como la corriente eléctrica recorría su cuerpo, pero cuando ya llevaban varias casas en todas le pedían hacer un brindis, lo que sintió debe haber sido leve", recuerda Marisa Mansilla, hija de uno de los integrantes de la legendaria Banda de Juan, que recorrió en su tiempo varios escenarios de Santa Cruz.
    "Demás está decir que la enseñanza no era sólo la música (estaban los viajes, los libros de lectura, etc.) sino la formación solidaria e intelectual, en esa época del regreso de Perón y su gobierno (1973-1975) fue una época muy politizada, pero él se mantenía al margen incluso con sus opiniones. Su mundo fue cambiar el futuro de los hijos de los trabajadores, darles igualdad de oportunidades (por eso la escuela técnica, la música, etc.), prepararlos para el futuro", dice el actual diputado por pueblo Carlos A. Santi, observando: "Creía y debe seguir creyendo en la movilidad social generacional ascendente, porque siempre nos repetía que él quería que el hijo de un barredor tenga la oportunidad de ser maestro, o tener un oficio; era apostar al futuro como lo sigue haciendo en Africa apostando al futuro con su paz interior".
    
    Despedida
    En esta oportunidad Randisi debió trasladarse con urgencia desde Angola por el delicado estado de salud de su madre, de noventa y cinco años, que reside en Paraná, Entre Ríos. Así fue que recibió la invitación para llegar a la ciudad austral, en lo que consideró su despedida, pero que fue al mismo tiempo la ocasión para la filmación de un documental que viene registrando momentos, reflexiones, anécdotas y rostros relacionados con su intensa vida. Parte de ese documental se registró en su ciudad natal, y luego en el programa de radio "Deseado Revista", en la misa celebrada este jueves en la parroquia Nuestra Señora de la Guardia, y en los domicilios de las familias que lo mencionan simplemente como "el maestro". En el 2008, muy emocionado, estuvo en la presentación del libro "Andrés Randisi, sembrador de esperanzas", visitó la Fundación Conociendo Nuestra Casa, elogiando los principios de "respeto y cariño", y en diciembre del 2012 compartió el micrófono de FM Desiré con otro misionero, el adventista José Plescia, conductor de "Una luz en el camino".

   

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