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ANGELA MURUZABAL, UNA DESEADENSE QUE LUCHO POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA

24.03.2017 07:55

A principios de 2017, en una ceremonia compartida con amigos y
militantes de organizaciones defensoras de los derechos humanos, se
arrojaron al Río de la Plata las cenizas de Angela Muruzábal y su
esposo, el científico José Federico Westerkamp. El acto fue convocado
por su hijo Gustavo y se llevó a cabo en el Parque de la Memoria, en
la Costanera Sur.
        Oscar Armando Bidabehere, amigo de la familia y escritor, destacó que
la doctora Muruzábal es una personalidad que trascendió las fronteras
de Argentina y nació en Puerto Deseado. "Ella es como mujer, como
científica, como luchadora de los derechos humanos, una personalidad
que honra a Puerto Deseado, honra a las mujeres, honra a las madres",
recordó, acotando que era hija del comerciante Indalecio Muruzábal y
de Saturnina Armendáriz.

        Mujer de avanzada
        En su juventud viajó a Buenos Aires a estudiar. "En la década del
treinta era todo un desafío para una mujer animarse a una carrera
universitaria, a tal punto que de cuarenta y cinco matriculados,
cuarenta eran varones; se recibió en 1940 con medalla de oro y luego
comienza su carrera docente en la UBA. En 1955 fue una de las
fundadoras de la Universidad Tecnológica Nacional", relató Bidabehere.
        Dentro de su actividad profesional trabajó con dos argentinos
ganadores del Premio Nobel: Bernardo Houssay y Luis Federico Leloir.
"Con Houssay, ganador del premio Nobel de Medicina, trabajó en el
estudio de la diabetes, así que su perfil científico excedía los
límites de la Argentina".

        Con Einstein
        Siguió contando que "con su compañero, Pipo, viajaron a Estados
Unidos y fueron profesores en la Universidad de Columbia y la
Universidad de Nueva York" para agregar que "eran gente muy
involucrada con la paz, y tomaron contacto con Albert Einstein, en New
Jersey, y el filósofo Bertrand Rusell, fundador del tribunal que juzgó
los crímenes de guerra en Vietnam".
        Luego llegaría la historia que entenebreció a nuestro país y también
castigó a la familia de estos profesionales. "Gustavo Westerkamp era
un militante universitario, que fue detenido en 1975, cuando concurrió
a hacer la revisación del servicio militar, y ahí se dio un cambio en
la familia porque Gustavo permaneció detenido durante ocho años en
distintas cárceles de la Argentina y tanto Pipo como Angelita, como
tantas madres, como mi madre también, salieron de su ámbito doméstico
y se involucraron en la lucha por los derechos humanos", planteó.

        Mirada intensa
        En este contexto puso de relieve que "Angela Muruzábal merece ser
conocida y merece estar en Puerto Deseado en un sitial de las grandes
personalidades surgidas del lugar". Enfatizó que "ella había nacido en
septiembre de 1914 y ya tenía sesenta y un años cuando comenzó la
lucha por su hijo, pero no se amilanó. Era una mujer de mirada
intensa, de ojos azules, y muy expeditiva, como todos los científicos,
y esas virtudes las desplegó en la lucha por los derechos humanos".
        Indicó además que "después de jubilarse en 1978 y de seguir luchando
por la libertad de su hijo, que se concretó en 1982, se dedicó a dar
conferencias sobre el problema del cambio climático y la cuestión
ambiental". "Son personas que se revelan por su militancia por el bien
de los seres humanos", resumió.
        Mencionó luego que José Federico Westerkamp también fue un científico
notable. "Trabajó mucho con los láser y la microonda", acotó.

        Familiares
        Para completar la reseña, Oscar Bidabehere señaló que "Angela
Muruzábal era tía de Andrés Armendáriz (joven secuestrado y
desaparecido durante la dictadura y cuyo nombre lleva una calle
deseadense), porque Angela y el padre de Andrés eran primos hermanos".
"No se conocieron, paradójicamente... Andrés no conoció a su tía ni a
su primo pero tienen lazos de sangre muy fuertes".

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